El relicario de las víctimas
Las familias de los desaparecidos antes y durante el conflicto, así como las familias de quienes fueron asesinados en masacres, atentados y crímenes de guerra o de lesa humanidad conservan reliquias, objetos que pertenecieron a las víctimas, objetos que sobreviven, aunque el tiempo y el fuego los desgantaron. Objetos que son evidencia de que los nombres y rostros que ellos recuerdan eran personas reales, salvadoreños que tenían mucho que aportar a sus familias y a la sociedad.
Este museo digital muestra esas reliquias, para que no solo las familias sean testigo del paso por este mundo de los miles de salvadoreños víctimas del conflicto social y armado ocurrido entre 1972 y 1992.
La masacre de La Joya
José Amparo Martínez huyó de La Joya junto con su esposa y sus cuatro hijos cuando el ejército se aproximaba. Cinco días después supo de la muerte de su madre Felipa Martínez, cuya foto entregó a un familiar que la escaneó para hacer el póster que José Amparo muestra a quienes preguntan por ella.
José Amparo Martínez muestra una de las partidas de bautismo de sus sobrinos extendidas por la diócesis de San Miguel. En la masacre de La Joya, sitio aledaño a El Mozote, perdió a varios de ellos, y este documento le sirve para comprobar que vivieron y fueron asesinados.
Cenizas en Cerro Pando
José Diaz sostiene la placa que usaba su cuñada Tomasa. La casa donde ella y su familia vívian fue convertida en cenizas.
El hermano y los sobrinos de José Diaz cultivaban la tierra. En los escombros que quedaron de su casa, tras el paso del ejército, José encontró trres suelas de zapato: dos de niño y una de adulto. Cree que eran de sus sobrinos y su hermano.
Amadeo Martínez Sánchez era un niño cuando perdió a su madre en la masacre de Cerro Pando. De ella conserva los recuerdos de infancia y una piedar de moler que su papá escondió antes de huir.
Rosario López perdió a 24 familiares en la masacre de Cerro Pando, sitio aledaño a El Mozote. De ellos conserva dos fotografías que logró recuperar de unas cédulas de identidad de su hermana y de su padre: Priscila e Ismael López.
Silencio en El Mozote
Este vestido de niña es conservado en la casa de Orlando Marquez en El Mozote. Él lo compró para su hermana Yesenia meses antes de la masacre.
Orlando Marquez también conserva una de las herramientas que usaba su padre para trabajar el henequén y hacer cuerdas.
En esta fotografía se mira a la madre y a las hermanas de Orlando Marquez: María Agustina García de Marquez;. Edith Elizabeth Márquez García, de 8 años, y Yesenia Yaneth Márquez García, de 18 meses.
Los Marquez también conservan la placa de la madre de Orlando: María Agustina García de Marquez.
Gisela, 40 años desaparecida
El rostro de Marta
Marta Yolanda Ábrego Campos fue capturada y desaparecida en 1982. Tenía un puesto en el mercado San Jacinto de San Salvador donde vieron que guardias la subieron en un camión y se la llevaron.